Por Jero Pérez
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24 mar, 2024
En un mundo cada vez más conectado, la demanda de una señal de telefonía móvil fuerte y constante nunca ha sido tan alta. Sin embargo, con el aumento de antenas necesarias para mantenernos conectados, surgen preocupaciones comprensibles sobre los efectos de la radiación electromagnética en nuestra salud. La pregunta que resuena en las reuniones de muchas comunidades de propietarios es: ¿deberíamos permitir la instalación de una antena de telefonía en nuestra azotea? Vamos a desentrañar este enigma. Desmitificando la Radiación Electromagnética Primero, hablemos de radiación. Aunque el término puede evocar imágenes de desastres nucleares, es importante saber que no toda la radiación es igual. La radiación electromagnética que emiten las antenas de telefonía es del tipo no ionizante. Esto significa que no tiene suficiente energía para arrancar electrones de los átomos y crear daño celular, a diferencia de la radiación ionizante (como los rayos X). Investigaciones realizadas a lo largo de los años han buscado vincular la exposición a la radiación no ionizante con varios problemas de salud, incluido el cáncer. Sin embargo, la vasta mayoría de estos estudios no han encontrado evidencia concluyente de daño directo causado por las antenas de telefonía. De hecho, la Organización Mundial de la Salud , junto con otras agencias de salud pública, ha clasificado esta radiación como posiblemente carcinogénica, colocándola en la misma categoría que el café y el aloe vera. Tras décadas de investigación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud no han encontrado evidencia concluyente que relacione la radiación electromagnética de las antenas con problemas de salud. Se menciona que la OMS ha clasificado ciertos tipos de ondas dentro del Grupo 2B , lo que indica que son posiblemente carcinogénicos, pero sin pruebas sólidas que los vinculen directamente con el cáncer u otros problemas de salud. Además, se resalta la importancia de las mediciones radioeléctricas y la normativa estricta que regulan la emisión de estas ondas, sugiriendo que la radiación a la que estamos expuestos está muy por debajo de los límites considerados peligrosos. Un macroestudio publicado en la revista Critical Reviews in Environmental Science and Technology , explica que la radiación electromagnética emitida por dispositivos como el WiFi o el 5G tiene una onda muy larga y una potencia muy baja, situándose muy por debajo de los niveles de radiación ionizante, que sí son conocidos por ser dañinos. La Direccionalidad de las Ondas Un punto menos conocido, pero crucial, sobre las antenas de telefonía es cómo se propagan sus ondas. A diferencia de las emisoras de radio, que irradian ondas en todas direcciones (formando una esfera), las antenas de telefonía emiten ondas de manera más direccional . Esto significa que la mayor parte de la energía se dirige hacia el horizonte, no hacia abajo, justo debajo de la antena. Por lo tanto, paradójicamente, la comunidad que alberga la antena en su edificio podría estar menos expuesta a la radiación que los edificios circundantes. Beneficios Económicos Además de aclarar los riesgos de salud, no podemos ignorar el elefante en la habitación: el aspecto económico. Las compañías de telefonía móvil están dispuestas a pagar sumas significativas a las comunidades de propietarios por el derecho a instalar sus antenas en sus edificios. Este ingreso extra puede ser una bendición para muchas comunidades, ayudando a financiar mejoras en la propiedad, aumentar el fondo de reserva, o incluso reducir las cuotas comunitarias. En Conclusión La decisión de instalar una antena o comprar una vivienda en la que hay instalada una antena de telefonía en la azotea de la comunidad de propietarios no debe tomarse a la ligera. Sin embargo, basándonos en la evidencia científica actual, los riesgos para la salud asociados con la radiación no ionizante de estas antenas parecen ser mínimos, especialmente para aquellos directamente debajo de ellas. Al mismo tiempo, los beneficios económicos ofrecen un atractivo incentivo. Como en todas las decisiones, es crucial abordar el tema con información precisa, despejando temores infundados y considerando tanto los beneficios como las preocupaciones legítimas. Al final del día, el conocimiento es poder, especialmente cuando se trata de tomar decisiones informadas sobre nuestra salud y el que es o será nuestro hogar.